¿Cada maestrillo tiene su librillo?
Cada maestrillo, tiene su librillo. Es verdad. Pero a diferencia de quién construye con sus herramientas una mesa de madera, o realiza una tabla en Excel en sus labores profesionales, (con todo el respeto y cariño a los artesanos de la madera y al personal administrativo) cuando se trata de actividades terapéuticas o de ayuda a la salud de las personas, el refrán conlleva sus riesgos. Las intervenciones terapéuticas, sean cuales sean, y en especial las psicológicas y psicopedagógicas, por la parte que me toca, no son un espacio para realizar experimentos , tampoco un sitio dónde buscar gratificaciones personales que inflen nuestro ego o cubran nuestras carencias afectivas o sociales. No lo son, ni lo deberían ser. La bibliografía sobre los efectos iatrogénicos de malas terapias o malos profesionales es extensa, y el daño producido, en ocasiones, irreparable. Las personas que recaen en nuestras manos se merecen un trabajo serio y profesional, sin pérdidas de tiempo, los amig